lunes, 26 de octubre de 2015

Reflexión crítica y opinión personal del capítulo.


 Cassany (2011) Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir”: “No basta con que los escritores conozcan el código escrito. Para escribir bien, los autores deben saber utilizarlo en una situación concreta, tienen que haber desarrollado buenos procesos de composición de textos.”



La expresión escrita es una habilidad que nuestros alumnos van a utilizar a lo largo de toda su vida. Y nosotros, como maestros, tenemos un papel fundamental para favorecer experiencias significativas y funcionales que ayuden su aprendizaje a lo largo de toda su escolaridad. Nuestra intención se basa en conseguir que nuestros alumnos sean competentes en dicha destreza.

Daniel Cassany (2005) afirma que escribir es una forma de utilizar el lenguaje, realizar acciones para conseguir objetivos, aprender a utilizar palabras para que signifiquen lo que uno pretende que signifiquen en cada contexto. 

En el capítulo leído, Cassany califica a los escritores de “competentes” o de “incompetentes”. Además, en ese capítulo detalla los experimentos realizados para descubrir el conjunto de estrategias que los escritores competentes utilizan en comparación con los incompetentes.
Desde mi punto de vista, creo que es necesario investigar qué tipo de enseñanza han tenido unos y otros para adquirir dicha habilidad.

Cuando se pretende elaborar un texto escrito podemos experimentar un cierto desconcierto.
Probablemente, se caiga en el error de comenzar con una escritura lineal e impulsiva, que asocia la improvisación con la creatividad, olvidándonos de la planificación como acto de reflexión antes de escribirlo.

En mi opinión, pienso que es en la fase caligráfica (de nueve a once años), cuando hay que enseñar al alumno estrategias de composición, estrategias de apoyo, habilidades para esquematizar y resumir, las cuales son aportadas por Cassany en su libro “Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir”. Es, en esta fase, cuando el alumno comienza a adquirir una autonomía en su escritura, escriben con más soltura y rapidez, y comienzan a automatizar la escritura al conocer las reglas ortográficas.

Por lo tanto, está en nuestras manos, como futuros docentes, que los alumnos aprendan a dedicar más tiempo a:
  1. Planificar el texto.
  2. Adaptarlo a las características de la audiencia.
  3. Releer y revisar el borrador las veces que sea necesarias.
  4. Incorporar ideas nuevas y modificar lo programado.
  5. Consultar libros que le puede aportar información (por ejemplo: enciclopedias, diccionarios...)
  6. Hacer esquemas y resúmenes para producir textos.


En conclusión, hay que estimular a los alumnos para que intenten escribir utilizando distintas estrategias, valorar sus trabajos, reconocer sus mejoras y animarles ante los errores.


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