Cassany (2011) “Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir”: “No basta con que los escritores conozcan el código escrito. Para escribir bien, los autores deben saber utilizarlo en una situación concreta, tienen que haber desarrollado buenos procesos de composición de textos.”
La expresión escrita es una habilidad
que nuestros alumnos van a utilizar a lo largo de toda su vida. Y
nosotros, como maestros, tenemos un papel fundamental para favorecer
experiencias significativas y funcionales que ayuden su
aprendizaje a lo largo de toda su escolaridad. Nuestra
intención se basa en conseguir que nuestros alumnos sean competentes
en dicha destreza.
Daniel Cassany (2005) afirma que
escribir es una forma de utilizar el lenguaje, realizar acciones para
conseguir objetivos, aprender a utilizar palabras para que
signifiquen lo que uno pretende que signifiquen en cada contexto.
En el capítulo leído, Cassany califica a los escritores de “competentes” o de
“incompetentes”. Además, en ese capítulo detalla los
experimentos realizados para descubrir el conjunto de estrategias que los
escritores competentes utilizan en comparación con los
incompetentes.
Desde mi punto de
vista, creo que es necesario investigar qué tipo de enseñanza han tenido
unos y otros para adquirir dicha habilidad.
Cuando se pretende
elaborar un texto escrito podemos experimentar un cierto
desconcierto.
Probablemente, se
caiga en el error de comenzar con una escritura lineal e impulsiva,
que asocia la improvisación con la creatividad, olvidándonos de la
planificación como acto de reflexión antes de escribirlo.
En mi opinión, pienso que es en la fase caligráfica (de nueve a once años), cuando
hay que enseñar al alumno estrategias de composición, estrategias
de apoyo, habilidades para esquematizar y resumir, las cuales son aportadas por Cassany en su libro “Describir el escribir. Cómo se
aprende a escribir”. Es, en esta fase, cuando el alumno comienza
a adquirir una autonomía en su escritura, escriben con más soltura
y rapidez, y comienzan a automatizar la escritura al conocer las
reglas ortográficas.
Por lo tanto, está
en nuestras manos, como futuros docentes, que los alumnos aprendan a
dedicar más tiempo a:
- Planificar el texto.
- Adaptarlo a las características de la audiencia.
- Releer y revisar el borrador las veces que sea necesarias.
- Incorporar ideas nuevas y modificar lo programado.
- Consultar libros que le puede aportar información (por ejemplo: enciclopedias, diccionarios...)
- Hacer esquemas y resúmenes para producir textos.
En
conclusión, hay que estimular a los alumnos para que intenten
escribir utilizando distintas estrategias, valorar sus trabajos,
reconocer sus mejoras y animarles ante los errores.